Septimus y la magia negra by Angie Sage

Septimus y la magia negra by Angie Sage

autor:Angie Sage [Sage, Angie]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Fantástico, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2011-01-01T00:00:00+00:00


~~ 27 ~~

El puente de Bott

Rose llegaba tarde. Las cosas estaban un tanto revueltas en la Torre del Mago, y había tenido que atender la enfermería hasta que el mago de guardia hubo regresado de la llamada. Pero ahora, emocionada ante la posibilidad de formar parte de la asombrosa obra de magia que era el telón de seguridad, Rose corría por la Vía del Mago, con intención de relevar a Bertie Bott lo antes posible.

Ante el deslumbrante telón de seguridad, Bertie Bott mantenía una resuelta vigilancia del punto de fusión, ajeno a que solo unos cuantos metros detrás de él, al otro lado del brillante muro púrpura, veinticinco cosas patrullaban de un lado a otro, buscando en silencio la juntura.

El estómago de Bertie se quejaba. Tenía visiones crueles de la cena: salchichas y puré de patatas chorreando salsa, tarta de melaza y natillas, y, posiblemente, incluso un pedacito de dulce de chocolate, si le cupiera. Bertie suspiró para sus adentros. Seguro que le cabría. Mientras Bertie se preguntaba si prefería acompañar sus embutidos con guisantes o con doble ración de puré, su estómago rugió con más fuerza todavía. Detrás de él, a menos de un brazo de distancia, la Cosa estrangulados se detuvo y escuchó con atención.

Bertie se estaba quedando helado. Incluso su mejor capa de segunda mano, forrada de piel, no conseguía protegerlo del frío de la noche más larga. Se la quitó un momento para sacudir la piel y espesarla un poco, un truco aprendido en el negocio de las capas, pero al hacerlo, el borde de la capa tocó el telón de seguridad. Bertie nunca supo qué fue lo que le golpeó.

Como un rayo, la Cosa practicó un agujero a través del punto de fusión, agarró la capa de Bertie con una mano y tiró con fuerza. Bertie cayó hacia atrás en el telón de seguridad. En un instante, la Cosa estranguladora tuvo las manos en la garganta de Bertie y tiró de él hasta dejarlo tendido a través del telón de seguridad, como un pequeño puente jorobado… que con el tiempo quedaría inmortalizado en los libros de texto de aprendiz como el Puente de Bott.

A cada lado de Bertie la luz púrpura mágica seguía brillando como un muro luminoso, pero ahora había un oscuro boquete, como un diente roto en una sonrisa. Mientras Bertie Bott yacía boca arriba sobre la hierba espolvoreada de nieve, una marea oscura de cosas empezó a fluir por encima de él. (Muchos años después, cuando el telón de seguridad era le—

yantado por alguien que no quería perder su única ocasión de verlo completado, esta escena era lo primero que se rememoraba).

Rose llegó hasta las dos antorchas que flanqueaban la entrada del Palacio. Se detuvo un momento para recuperar el aliento y luego abrió la verja, sobre la que habían colgado un cartel grande en el que podía leerse un lacónico fiesta CANCELADA. Gudrun la Grande, la vieja fantasma descolorida que guardaba la entrada del Palacio, sonrió a Rose, pero Rose, casi cegada por el sobrecogedor brillo del telón de seguridad, no la vio.



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